Nacer en Casa
Por Samara Ferrara Belart a 7 de Agosto del
2013
Hace más de
7 años decidimos mi esposo y yo que nuestro hijo nacería en casa. ¿Que nos
movió a sentir este deseo? Un conjunto de experiencias nos fueron guiando. Mi
primera experiencia fue a los 3 años que presencié el nacimiento en casa de mi
hermano Elías. Era el 3er hijo y segundo parto en casa de mi madre. Con toda
naturalidad nos invitaron a observarlo a mis primos, a mi hermana Bethsy (1.5
años) y a mi sentaditos al final de cama. Nació mi hermano, preguntamos si
después iba a salir por ahí una niña y como nos dijeron que no continuamos
nuestro juego en el jardín. En ambos nacimientos a mi madre la acompaño un
ginecólogo-partero, el Doctor Zapata, quien viajo del DF a Cuernavaca para
estar ahí.
No tuve más
contacto con el tema de nacimientos en el hogar hasta que embarazados de
nuestro 1er hijo en el 2005 comenzamos a planear su nacimiento. En el curso de
preparación para el parto que tomamos mi esposo y yo vimos un video de una
mujer caminando por su casa, meneando su cadera entre contracciones, sonriendo
dando bienvenida a la llegada de su bebe e inmediatamente algo dentro de mi
dijo: “así me veo!” Una tarde caminando por calzada del valle, con 7 meses de
gestación le dije a Andrés: “quiero tenerlo en casa!” A lo que me respondió: “vamos
a investigar más en que consiste”. Lulú García de La Liga de la Leche Monterrey
nos prestó el libro de Nacer en Casa de Sheila Kitzinger donde mostraba
estadísticas de la seguridad de un nacimiento en el hogar vs. Hospital y los
números me hacían mucho sentido. Pues por algo el nacimiento hace 70 años se
consideraba un evento familiar y se hacía en casa, como se sigue practicando en
muchos países.
Yo me sentía muy confiada por mi
decisión y mi pareja me dijo: donde tú te sientas bien es el mejor lugar! Wao, yo sabía que si en casa me sentía
en paz el parto avanzaría de manera muy fluida y en armonía sin interrupciones
y por lo tanto esto sería lo mejor para nuestro bebé.
Ahora
faltaba conseguir un doctor que nos acompañara porque cuando le propuse al mío
me dijo que no. Platicamos con un doctor que nos dijo que nunca había asistido
un parto en casa pero que durante el servicio estuvo en comunidades que fue
como hacerlo en casa. Le dije: “Yo ya se parir aunque no lo haya hecho antes.”
Me dijo que me veía tan segura que fuéramos a su consultorio y lo platicáramos.
En todo momento se mostró empático, receptivo, optimista y esto a mí me dio la
señal de que era el médico perfecto, parecía que ya lo hubiera hecho antes! El
pediatra sí había estado antes en nacimientos en casa (su hija nació en casa) y
es una persona muy confiada, con mucha experiencia y calidez humana. La doula
fue perfecta en la etapa que necesité acompañamiento y a alguien que me
transmitiera “tú tienes todos los recursos internos para lograr el parto que
deseas”.
¿Cómo
reaccionó mi familia? La primera reacción de mi madre fue: espérate al segundo
en casa y ten el primero en hospital. Después de verme tan segura y platicar de
sus propias experiencias estaba convencida de que era la mejor decisión. Mi
hermana Bethsy me dijo que a ella le hubiera encantado tener a mi sobrina
Sophia en casa. Nuestras familias argentina y mexicana apoyaron nuestra
decisión.
¿Y mis
amigos? Recibí toda clase de comentarios como “si no hubiera estado en el
hospital mi bebe se hubiera muerto”, “¿y si hay una emergencia?”, “están
locos”, “para eso están los hospitales”, “no tienes que hacerte la valiente”,
“sin anestesia?” así como muchos silencios que decían más que mil palabras. La
mayoría de mis amistades no había tenido hijos, sin embargo percibía miedo o
falta de confianza en el proceso del nacimiento como parte de su herencia
cultural.
¿Porque tomamos
esta decisión mi pareja y yo? Primero comenzó como mero acto intuitivo. Muy
adentro de mi hubo un llamado, como si mi bebe me intentara comunicar lo que
quería para su nacimiento. Conecté con sus necesidades y supe enseguida que yo
no quería protocolos, intervenciones, separaciones, interrupciones ni
imposiciones de otros sobre mi acto sexual reproductivo. Yo deseaba mi
libertad, la de mi pareja e hijo de hacer este acto nuestro, muy nuestro. Las
estadísticas, los testimonios, lecturas y videos prepararon nuestra mente con
lo que nuestro corazón ya latía.
Fue un
nacimiento perfecto en 4.5 horas de profunda transformación, intensidad,
fluidez, intimidad y presencia familiar al que asistieron mis 4 hermanos, mi
amiga de la infancia, mis padres y el equipo de ginecólogo-pediatra-doula.
En el 2008,
1 año cuatro meses después nació nuestra 2da hija en 2.5 horas y este parto si
fue nuestro! El doctor nos dijo: “el próximo es por teléfono porque tú hiciste
todo.” Sentí que en el primero aun y con la confianza estaba muy a la
expectativa de un proceso totalmente desconocido. Agradezco la preparación que
me facilitó para en esta 2da experiencia irme al mundo cósmico de la
transformación en donde sabía perfecto que hacer, como moverme, cerrar los ojos
y ver a mi hija atravesando el canal, meterme a la tina cuando dije “ya viene”,
sonreír en la intensidad, llamarla con vocalizaciones hacia mí, recibir mi
placenta.
Del 2010 al
presente descubrí mi vocación en la partería. Soy bióloga de profesión en
conservación y biodiversidad de fauna silvestre pero ahora me incliné a la
conservación de la especie humana desde su origen y procesos sexuales
reproductivos. Enseguida que descubrí la partería conocí a mis actuales
maestras la partera Elizabeth Davis creadora de “Heart and Hands Midwifery
Program” de California y a Doris Silva la
enfermera-partera de Monterrey quienes una en la teoría y la 2da en la práctica
actual me han compartido su conocimiento para comprender y sentir más acerca de
la fisiología y espiritualidad del mundo del nacimiento. A través de 34 mujeres
que me han permitido acompañarlas en los nacimientos de sus hijos logro cada
vez más admirar distintas formas, únicas e irrepetibles de traer vida y de cómo
la vida se trae. Como escuche de una partera “la vida quiere vivir”.
Estamos
próximos a recibir a nuestro 3er hijo(a) en casa aun con mayor confianza, amor,
calma, experiencias interiorizadas de grandes mujeres que contemple parir y con
un bebe dentro de mi Ser que sabe llegar a la vida como su biología le permite.
El parto en
casa no es un acto de valentía. No es para demostrarle nada a nadie. Es parte
de mi diseño perfecto de mujer con una matriz generosa, poderosa y una pelvis
flexible, bondadosa por donde han atravesado un bebé de 4 kilos y una bebe de
4.5 kilos dejando un periné intacto. Para mí el NACER EN CASA es confiar
plenamente en que mi bebé y yo sabemos nacer, sabemos bailar en sincronía y
partir al viaje del nacimiento tocando el cosmos y de vuelta a tierra. Es
contar con la sabiduría de millones de mujeres que lo han hecho conectando con
mis ancestros. El parto es para mí un acto creativo en donde se abren todos mis
sentidos para recibir la información específica del Ser que llega a nuestra
familia.
AGRADECIMIENTO: A las mujeres, sus parejas y Seres que
me han permitido ser testigo del milagro en cada nacimiento. A mis infinitas
maestras y maestros: mi pareja, mis hijos, mis padres, 4 hermanos, mi socia
Danae, maestras parteras, parteros de corazón, terapeutas, amistades del alma y
todos los Seres con los que me han acompañado, inspirado y facilitado
experiencias.