viernes, 4 de octubre de 2013

NACIMIENTO DE SOL


Nacimiento de Sol


Planeamos la bienvenida de Sol desde que supimos que estábamos embarazados. Sabíamos que sería en casa pero aun no visualizábamos como y con quien. A lo largo de la gestación soñé que era niño. A los 6 meses nos hicimos la primera y única ecografía en donde el Dr le dijo a mi esposo e hijos el sexo. Andrés vio el papel en el elevador y dio un brinquito de alegría. Yo quería esperar a saber en el momento de su nacimiento. Los niños perfectamente guardaron el secreto.

Este 3er embarazo fue de mucho crecimiento interno, de probarme a mí misma cuanto confiaba, decidir que procedimientos evitar como ultrasonidos de rutina, y de sentir con conocimiento e intuición mi cuerpo y a mi bebe con la experiencia que fui adquiriendo estos últimos 3 años en la partería. Aprendí tanto de mi maestra partera Doris Silva, de las 35 mujeres, parejas y bebés que me concedieron el honor de acompañarlos, de grandes parteras del mundo como Barbara Harper, Naoli Vinaver, Whapio Bartlette, Cristina Alonso, Carol Gautschi, Jan Tritten, Sarah Buckley, Ina May Gaskin, Elizabeth Davis, Guadalupe Trueba, Mercedes Campiglia y más. Algunas en vivo y otras por libros fueron enriqueciendo aspectos de mi aprendizaje en la partería.

Al 4to mes de embarazo comencé con aqua-aerobics 3 veces por semana, a caminar por la montaña y hacer yoga de vez en cuando. Escogí cuidadosamente con que alimentos nutrir mi cuerpo conscientemente. Seguí dando clases de preparación para el parto en nuestro centro Amarte hasta las 38.3 semanas de gestación y me encantaba sentir que estaba embarazada igual que las alumnas, enriqueciéndome con un nuevo grupo cada 2 meses.  El último parto que acompañe fue el de Vero a las 32 semanas de gestación, un hermoso parto en casa después de cesárea.
En la semana 38 reunimos al equipo del parto en nuestra casa para convivir y compartir con una rica sopa de tortilla. Estuvieron presentes mi mama, mi hermano, mi cuñada, mi sobrina de 5 meses, Danae mi socia, Bárbara la dueña del centro donde damos los cursos de preparación para el parto, Nélida la maestra de yoga prenatal de nuestro centro, Adriana y Alejandra que son mujeres y amigas que me invitaron a sus partos en casa y actualmente muy interesadas en ser doulas y parteras, mi esposo y yo con Ian (7 años) y Kiara (5.5 años). Faltaron Sarai, Indra y Bethsabe que son mis 3 hermanas, mi sobrina Sophia de 8.5 años y Alejandra Salinas fotógrafa y alumna de nuestro curso de preparación para el parto quien tenía en ese momento 37 semanas de embarazo.
Llegó la semana 39 el Martes 24 de Septiembre y tuve la primera señal a las 10 de la noche de que mi bebe se preparaba para salir. En el papel de baño vi sangre color rosa lo cual me emociono para avisar al equipo de bienvenida del nacimiento de Teo/Sol. Barbara me dijo que estaba en Dallas dando un curso y el resto del equipo me dijo que estarían listos para la señal. Me dormí a las 12. A la 1:45am me despierta un cólico, intente volver a dormir pero no podía evitar esperar a ver si había una nueva sensación o cólico.  Me emocionaba la idea de sentir a mi bebe cerca de mis manos. Comencé con cólicos espaciados que me hacían cerrar los ojos y respirar profundo para soltar y abrir mi cuerpo entero, entregándome, dispuesta a dar la bienvenida. Le escribí por WhatsApp a mi prima Nazareth, estudiante de partería en España para contarle que estaba iniciando trabajo de parto. Estábamos emocionadas viviendo el momento juntas. Conté las próximas 3 contracciones y estaban cada 10 minutos.
Desperté a Andrés a las 3am y le pedí que inflara la tina, despertara a Silvina y llamara al equipo de bienvenida. Yo me metí a bañar con mi shampoo de hierbas y agua caliente. En esos 15 minutos no tuve contracción. Me pregunte si había sido buena idea llamar al equipo. No sabía si este parto sería mas largo, como yo lo pedí o de pronto daría la vuelta y sería de 4 horas o 2.5 horas como el de mis primeros 2 hijos. La primera en llegar fue mi madre mientras me secaba el cabello con la secadora. Comencé a escuchar que en la sala estaban inflando con la bomba eléctrica la tina de partos. Andres encendió la computadora y puso la música que yo había escogido para este parto que era de una pareja chilena que se dedica a la sanación. Suena como canto de sirenas y una voz grabe que me transporta al mar. 

Comenzaron a llegar a las 4am mi hermano Elías, mi cuñada Paola, mi sobrina Alessa de 5 meses, mi hermana Indra, Adriana, Danae, Nélida, Alejandra. Todos con un silencio de mucho respeto y unas sonrisas que me dejaban saber que estaban felices igual que nosotros de vivir esta bienvenida.
Andrés y yo nos íbamos para la habitación y a oscuras escuchábamos música y el me sostenía la cadera. Como aún estaban espaciadas nos acostamos y quedamos dormidos unos minutos hasta que nos despertó la contracción que me hizo ponerme en cuatro puntos sobre la cama. Me acosté boca arriba y Andrés revisó la frecuencia cardiaca fetal con el doppler la cual indicaba 146 lpm. Fuimos a la sala a caminar y en cada contracción me sostenía del mueble más cercano para balancear y soltar mi pelvis. De pronto sentía las manos de Danae en mi cadera, de Nélida haciéndome Reiki, de Andrés y me encantaba sentirme acompañada, querida en este silencio de la noche.
Me tome una jarra entera de labor-aid, bebida hidratante con limón, miel, calcio, bicarbonato y sal de mar. Kiara, mi hija de 5 años despertó y nos acompañó a Andrés y a mí a caminar por el bosque afuera de casa. Caminábamos de la mano los 3 y ella escuchaba silenciosa como yo vocalizaba durante las contracciones. Eran como las 5:15 y el cielo estaba oscuro con una cantidad alucinante de estrellas. Regresamos a casa y me tomé el té de chocolate especial para parto que silvina ya me había preparado. La receta de la partera Naoli lleva: ruda, chocolate amargo, canela, hoja de aguacate, pimienta, pimentón, miel entre otras cosas. Me metí en mi cuarto un rato más con Andrés, quería estar sola con él. Ahora las contracciones estaban cada 5-6 minutos y con mayor intensidad. Vino una contracción intensa que me dio nausea y me hizo vomitar en el basurero. Aquí supe que el parto tomaba ya otro ritmo.
A las 6am, salimos a la sala y comencé a hacer ejercicios en la escalera estirando una pierna 3 escalones arriba, flexionando para darle a mi pelvis mayor apertura. Venía una contracción y me agachaba en cuclillas con mi cadera bien abierta facilitando la apertura que mi matriz y mi bebe concedían. Kiara se quedó dormida en el suelo sobre una almohada. Algunos del equipo encontraron lugares donde acostarse.  Decidí comenzar a tomar Caullophyllum, homeopatía para dar tono al útero que ayuda a que las contracciones sean más efectivas. Durante 1 hora, un diapro cada 15 minutos. Andrés y yo volvimos a dar una caminata cerca de casa y ya comenzaba a amanecer. Las contracciones ahora venían cada 4 minutos y con vocalizaciones más profundas. Me agachaba en la banqueta  de cuclillas o me sostenía inclinada en Andrés cuando llegaba la contracción. Seguimos caminando por el jardín pero vimos que el vecino salió a hacer ejercicio y me sentí incomoda que me escuchara vocalizando así a las 7am un miércoles en el jardín. Decidimos entrar a la casa y comenzar a llenar el primer nivel de la tina.
A las 8am Ale, Adri y Danae me revisaron la línea purpura que indicaba 6cm de dilatación. Ale me dijo que veía el rombo de Michaelis o sacro pronunciado de cuando la cabecita va empujando a esa altura. Escuchamos el corazón en 170 y decidí suspender el Caullophyllum y el té de chocolate porque era mucho estímulo para mi bebé. A la media hora volvimos a checar FCF y estaba nuevamente dentro de rango en 140 lpm. Ian, mi hijo de 7 años despertó con un ”Hola mamita hermosa ahí voy” y cuando sale de su habitación se da cuenta que está aquí todo el equipo del parto. Le explicamos que la(el) bebe estaba cerca de su nacimiento. En cada expansión de energía me colgaba hacia el frente del mueble más cercano o me bajaba en cuclillas al suelo. Casi siempre venía alguien por detrás a acariciar mi sacro y sostener mi cadera. Me sentía tan acompañada y al mismo tiempo tan respetada en mi silencio y espacio.

A las 10am comencé a sentir las contracciones más frecuentes e intensas y le pedí a Andrés si podía llenar el segundo nivel de la tina para meterme. Ian y Kiara fueron a ponerse su traje de baño y entraron a nadar. Metían su cabeza bajo el agua y se reían del delfín termómetro diciendo que ese era nuestro bebé, que ya había nacido. Cuando venía una oleada y yo cerraba mis ojos y vocalizaba con el Ooooooooo Aaaaaaaaa Oooooo para abrir boca y cérvix, mis hijos me miraban silenciosos, recordando como practicamos en varias ocasiones estas vocalizaciones en camino al colegio. Les dije que en el día del parto cuando comenzara a hacer sonidos cada vez más grabes significaba que el bebe se acercaba. Sus ojos eran de comprensión total, cuando terminaba de vocalizar regresaban al juego. En una contracción ellos se rieron y yo con la sensación de expansión y en medio de una Oooooooo también me reí con ellos.

A las 10:20 Ale revisó la FCF y estaba en 138. Mi sobrina Alessa, quien tuve el privilegio de presenciar su nacimiento hace 5 meses, miraba el agua con un antojo que la invitamos con nosotros a chapotear. Salpicaba el agua con una alegría que nos hacía reír a todos. Yo la sostenía pero cuando venía una oleada se la pasaba a mi madre y yo cerraba mis ojos y vocalizaba. Mi madre me trajo un cereal de maíz con arándanos, macadamias y leche de almendra el cual me supo delicioso. Recuerdo un momento muy especial donde Danae se agachó a mi lado y con sus ojos de lágrimas de alegría me decía lo feliz que estaba de vivir este momento conmigo. Yo hace un año la acompañé en el nacimiento de Alexa y para mí fue muy muy especial todo su proceso de nacimiento.


Las contracciones comenzaron a ser más intensas y seguidas, cada 3 minutos aproximadamente. Escuchaba al fondo la misma música del parto de Kiara, un CD con una selección de música de un arte marcial que invento mi papá llamado Tai Pol. A las 11:40 me tomé una taza de chocolate con hierbas que me ofreció Adri. Ahora estaba yo sola en la tina y por fuera se acercaba Andrés a sostener mi mano o acariciar mi rostro como diciendo: aquí estoy contigo amor. 


Mi madre me decía que mis primas de España e Inglaterra y mis hermanas de Italia y Alemania me estaban viendo y escuchando y me mandaban todo el amor. 
Me apoyé hacia el frente en la tina, con mi cuello y barbilla sobre la orilla de la tina dejando flotar mi cuerpo hacia atrás. Me dormí unos segundos entre contracción y contracción.
Decidí revisar con mis dedos el descenso de la cabecita de mi bebé y dilatación del cuello. Sentí su cabeza a 5cm de la salida con dilatación completa. La siguiente media hora revisaba tras cada contracción a ver si había descenso pero sentía que estaba en el mismo lugar. Llegue a preguntarme porque no avanzaba si las contracciones eran cada vez más intensas. Fue un momento de enfrentarme con una pared y querer volver. Me cruzó por la cabeza hablar a mi maestra partera Doris o a mi ginecólogo Calanda para que vinieran a decirme porque no avanzaba. Decidí volver a tocar el cérvix a ver si había labio y revisar que no hubiera cordón antes que la cabeza de mi bebé. Comencé a hacer las vocalizaciones más intensas siguiendo en la Ooooo que a veces me llevaba a la Iiiiii de la intensidad del dolor. Vomité de lo intenso de la contracción y yo sabía que eso ayudaría al descenso de mi bebé.



 Consciente comencé a enfocarme aún más en mis sonidos, en mi periné y en mis movimientos para que no me rebasara el dolor. De los retos más grandes de mi vida encontrar en este momento lo mejor de mis recursos para soltar el canal por donde venía mi bebe. Imaginaba su cara y con mis ojos cerrados sentía que se me humedecían de alegría. Sentía tanto amor por este Ser que me había escogido como su mama, sentía tanta ternura de sentir como se movía por dentro para salir y este era el momento que tanto había anhelado durante meses de su gestación.

Después de una fuerte contracción metí mis dedos en el periné y sentí un globito de las membranas encima de la cabecita de mi bebe. Sentí una alegría que inundó mi cuerpo entero. Le dije: Gracias mi amor por mandarme una señal! Aquí estoy, te estoy esperando! Vino otra contracción intensa y las membranas abombaron un poco más. No lo pensé dos veces y con mis dedos deshice las membranas para liberar el líquido amniótico. Fue completamente instintivo, nunca lo hubiera planeado así. Siempre me pareció hermoso ver como los bebes podían nacer con membranas intactas o con velo, como se dice en el mundo de la partería. Pero aquí y ahora, este momento, a las 12:13, algo dentro de mí no lo pensó dos veces, sentí el deseo de abrirlas sintiendo que esto iba a ayudar a mi bebe a salir. En la siguiente contracción hice un pujo a ver si ayudaba al descenso y así fue, mi bebe avanzó y su cuero cabelludo comenzaba a arrugarse cerca de la salida. Comencé a cantar: Mi Amooooor Mi amooooor con una tonada que nunca en mi vida había cantado. Era su canción, la llamaba hacia mí. Ahora tenía contracciones una tras otra y sentí como mi cuerpo me decía AHORA, este bebe ya quiere salir. Entre la fuerza de mi útero, los movimientos de mi bebe y mi pujo, había llegado el momento. Me sentí sola en la tina de agua, con todos callados frente a mí, el sonido del flash de las fotos, y una fuerza superior a mi invocando la llegada de este ser. Era un llamado. Lo anunciaba con mis fuertes y profundas vocalizaciones. Les pedí que no tomaran fotos en este momento porque hasta el sonido del click me molestaba. Quería irme, sentirme sola. Me sentí una madre chimpancé, leona, mamífera dando a luz. Me dieron ganas de pedir a todos que se salieran porque hasta con ojos cerrados sentía las miradas sobre mí. Quería ser yo misma, expresarme, y así lo hice porque todos en silencio guardaban este sagrado momento. Alguien agarro mi hombro y cuello y con mis ojos cerrados le hice señal de que no quería que me tocaran.
En la siguiente contracción sentí un ardor intenso en el periné, estaba esperando este momento, sabía que venía junto con la coronación. Con mis manos acaricie y extendí mi periné para abrirlo y liberar su cabecita. La cabecita se quedó a la mitad y tuve un segundo para decidir si pujar para sacarla o dejarla ahí hasta la siguiente contracción. Sentí deseo inevitable de que saliera. Pensé que me desgarraría toda pero en ese momento no me importó si necesitaría sutura. Le dije: Entrégate, entrégate amor, aquí estoy mi corazón, soy tu mama.

A las 12:23 salió su cabeza y con mis ojos cerrados moví mi cadera hacia el frente, baje mis manos para tocarla y no podía dejar de sentir un alivio y alegría enorme, un descanso, le decía: Gracias mi amor aquí estas, te amo! Gracias, Gracias, Gracias.  Toqué su orejita mientras mi bebé hacia su rotación externa, su orejita pegada a mi periné: Tus orejitas mi amor! Casi no podía abrir mis ojos, sentía mi mirada hacia mi interior para estar consciente a cada sensación de mi cuerpo encontrando respuestas.  Lleve mis dedos cerca de su cuello y sentí el cordón. Con mis dedos fui jalando suavecito el cordón para quitarle la circular. Sentí sus hombros y espalda tan ancha como si otra cabecita quisiera salir y nuevamente mi periné se extendió junto con mi pujo, esta vez más suave para sentir como salía su hombro derecho y luego el izquierdo. Se quedó medio cuerpo adentro hasta su cintura y medio cuerpo afuera, bajo el agua abriendo sus ojos y extendiendo sus brazos. Capture unos segundos de esta imagen con mi mirada y sentí que estaba soñando. Ya había visto esta imagen en los partos en casa que había asistido, pero esta vez era yo y era mi bebe. Me vi a mi misma desde arriba y no podía creer que esto se atesoraba en la historia de mi familia. Ver los ojos abiertos de mi hija bajo el agua, sentir sus patadas dentro de mí tratando de salir. A las 12:25 salió su cuerpo completo. 

Mis manos la llevaron hacia mi pecho y logré sentir su cuerpo redondo. Esa carita redondita, chata, cuerpo musculoso con rollitos. Era una delicia sentirla en su hábitat, entre mis pechos, junto a mi corazón percibiendo su olor. No podía parar de agradecerle a mi bebe por estar aquí conmigo, con nosotros. Tocaba su cuerpo, sentía todo su volumen hermoso sobre mí. Lleve mis manos a sus piernas y sentí que no había testículos, dije: WAAAOOOO creo que tiene vagina!!!! Me asomé y sí era niña! Le dije: Sol, solecito mío, eres niña. Perdón por pensar todo el embarazo que eras Teo, eres Sol. 

Te amo y estoy feliz que seas niña!  Sentí la paz en el mundo. Feliz compartiendo este momento con todos los seres presentes, mi familia pero sobre todo mis hijos. Se acercaron por atrás de mi Kiara y Andrés. Ian estaba arriba viendo todo desde el balcón. Andrés me dijo que Ian se había impresionado mucho por el color de piel de Sol. Le pregunto que cuando le crecería la piel como la nuestra? Le explico que iría cambiando de color de morado a rosa y que la crema que tenía en su piel se llamaba vernix y la protegía. Kiara estaba muy cerca de mi observando a su hermana, sonriendo en paz, casi no hablaba.
 Después me pregunto por el cordón y la placenta porque ella ya sabía que después del bebé nace la placenta. Lleve a Sol a mi pecho a ver si tenía deseo de succión y sí agarro mi pezón derecho de un bocado. Una succión fuerte, vital con ganas de vida. Mi mama me trajo 2 tacos de aguacate que me supieron como los mejores en mucho tiempo!


Estuve en el agua con mi bebe en brazos tranquila, como si siguiera en el paraíso del vientre. A la 1:20 acercaron una vela e intentamos quemar el cordón como acordado. Yo había visto que parteras americanas usaban la técnica de quemar el cordón en vez de cortarlo para cerrar en vez de abrir una herida. Después de varios minutos nos dimos cuenta que el cordón no se quemaba, inclusive saltó una chispa y Andrés con su instinto protector dijo: pásenme la tijera. Andrés intentó poner la pinza cerca del ombligo de Sol pero estaba un poco dura, 




entonces Elías la apretó y cerró. Kiara sostuvo en su mano el extremo de cordón que llevaba hacia la placenta. Le pasé Sol a Andrés y la metió dentro de su camiseta piel con piel. Se fue con Ian a la habitación y yo me quede con el equipo y con Kiara aun sosteniendo el cordón. En el agua había muy poca sangre, se veía perfecto el fondo. 


A la 1:40 me salí de la tina y me puse en cuclillas con un baldecito debajo de mi periné. Con una mano fui jalando suave el cordón para ver si la placenta estaba desprendida. Al principio sentí resistencia por pujar pero cerré mis ojos y metí un poco mis dedos para sentir si la placenta estaba ahí. Como sentí las membranas y luego la placenta decidí hacer un pujo suave y jalar el cordón. La placenta cayo completa al balde. La revisé con mis manos, aún caliente, redonda, grande y perfecta! Estaba completa. Me tomé una foto con la placenta de Sol en mis manos y dentro de mi le agradecí por alimentar en todos los sentidos a mi hija, por haber sido el traductor entre nuestros fluidos de manera tan perfecta y en sincronía! Kiara aun sujetaba el cordón y le pedí se acercara a ver la placenta. Me dijo que parecía que tenía como los gusanos gordos de un cerebro.
A un metro estaba el sillón y me acosté para que Danae y Adriana revisaran mi periné. Adri se puso los guantes y me revisó. Me dijo que no veía ningún desgarro. Yo no lo podía creer, con tremenda bebe redondita y con el pujo yo pensé que mi periné tendría que repararse. Qué maravilla de piel elástica capaz de abrirse para la cabeza de Sol sin hacer rasguño alguno y después volver a su sitio! Adri quitó sangre con 2 gasas y me puso agua de tomillo como antinflamatorio y anti bactericida. Me coloque un pañal calzón, el k-pad frío en el periné y la loción posparto y la venda en el vientre. Me tomé un te de manzanilla para los entuertos y mas tarde uno de árnica para desinflamar. Me sentía como nueva. Me sentía tan querida por mis amigas y mi familia. Me sentía tan agradecida con mis hijos por este recibimiento de su hermana, con mi esposo que siempre sentiré que nació con el don de saber acompañar partos y que no hay mejor pareja de partera que él.





Me fui a mi habitación para seguir disfrutando a mi hija y mi nueva familia de 5. Con tan poderosas imágenes en cada poro de mi piel de lo que acabábamos de vivir. Agradecí a todas las mujeres que me permitieron acompañarlas, a todo el equipo presente en este parto y a las mujeres y seres con los que conecte a distancia para que el nacimiento de Sol fuera único, especial, nuestro. 








En la tarde-noche Andrés pesó a Sol y confirmamos lo que imaginamos:
4,500 gramos de peso y de talla 52cm.  Tomé las medidas del resto del cuerpo:
Perímetro cefálico= 36
Perímetro = 36
Perímetro abdominal= 33
Longitud pie 8.5